La educación comienza en casa, eso es algo básico y que parece que hoy en día se ha perdido. La mayoría de los adultos piensan que sus hijos van a la escuela para que los eduquen, eximiéndose de dicha responsabilidad. Pero la escuela está para enseñar a nuestros hijos, no para hacer nuestro trabajo.
La educación de los hijos no es tarea fácil, hay ciertas frases que decimos a los niños que sin darnos cuenta puede moldear su forma de pensar/actuar en un futuro, y que puede llevar a tener determinadas conductas antisociales.
Para poneros algún ejemplo:
- No llores que ya no eres un niño/No llores, no ha sido para tanto: muchas veces se tiende a infravalorar los sentimientos de los niños, y es que, aunque para nosotros el que se haya roto su juguete no tenga ninguna importancia, para él puede ser una gran tragedia, por lo que consolarle y nunca infravalorarle. En un futuro este tipo de sentimiento en el menor puede hacer que no se sienta querido por nadie y por tanto no importarle lo que otros digan sobre sus actos.
- Aprende de tu hermano: todos sabemos que las comparaciones son odiosas, entonces sí a un adulto no le gusta que le comparen con nadie, ¿por qué se lo decimos a los niños? Un niño al que se le dice esto, puede ver a esa persona con la que se le ha comparado como un modelo que nunca podrá alcanzar, lo que va a afectar a su autoestima, pudiendo proyectar dicho sentimiento en otros ámbitos fuera del familiar.
- Me vas a volver loca: puede que en ciertas ocasiones los hijos hagan perder la cordura a los padres, pero es muy importante no hacer al niño partícipe de ello. Debemos tener en cuenta que usar la culpabilidad para motivar a que cambie su comportamiento no es positivo, ya que le estamos transmitiendo que él es culpable de nuestros problemas, lo que puede generar gran ansiedad.
- Si haces esto, te voy a castigar: nunca, nunca, nunca hay que usar la amenaza para conseguir que el niño haga algo por dos motivos: por un lado, estamos rompiendo la confianza que el niño tiene en sus padres, y por otro lado le estamos dando el ejemplo de que para conseguir algo es legítimo usar la intimidación.
- Eres un niño malo: esto a primera vista puede no generar ningún impacto en el menor, pero muchos niños pueden llegar a pensar que son así y no pueden hacer nada para remediarlo; les estamos transmitiendo la idea de que son defectuosos, y en un futuro pueden no tener conciencia de que lo que están haciendo está mal.
- Deja, que ya lo hago yo: el mensaje que lanzamos cuando decimos esta frase es muy claro, le estamos diciendo que él no va a ser capaz de hacerlo, entonces pensará que no vale la pena esforzarse por hacer las cosas bien, además de convertirle en una persona dependiente siempre de los demás. Otras fases que usamos serían “no sabes hacer nada bien” o “no sé cuándo vas a aprender”.
Y habría muchos más ejemplos, claro que todo esto depende mucho de la personalidad de cada niño y como pueda acoger e interpretar este tipo de frases, pero una cosa esta clara, debemos de educar a los niños siempre desde el respeto, sin amenazas y con mucho cariño.