Es la rama de la criminología que interpreta los actos delictivos en función de su desarrollo vital, siendo la edad uno de los factores más importantes en el estudio que pretende explicar la influencia de la edad en las conductas delictivas.
Hay dos conceptos relevantes dentro de este paradigma:
- Carrera delictiva: se trata del número de delitos que una persona comete en un determinado periodo de tiempo.
- Delincuente de carrera: son aquellas personas que cometen un número elevado de delitos en un intervalo de tiempo amplio.
Hay tres etapas en el desarrollo vital de la conducta antisocial:
- Inicio → el fenómeno que lleva a una persona a iniciarse en la carrera criminal
- Mantenimiento → es la situación por la cual una persona mantiene sus conductas delictivas. Dentro de esta etapa hay que diferencias a los sujetos reactivos o proactivos; mientras que los sujetos reactivos van a reaccionar de una forma determinada ante un estímulo neutro si así es su estilo particular (pro o antisocial), los sujetos proactivos moldean su entorno de tal modo que se adapte a su estilo particular: pro social o antisocial.
- Desistimiento → es la situación por la cual un victimario abandona la carrera delictiva, por ejemplo, porque ya no encuentre motivación antisocial en sus actos o porque la madurez adquiera una mayor importancia en su día a día.
Es importante identificar los factores de riesgo o de protección que afectan a los victimarios, o dicho de otro modo buscar esos factores que favorecen la conducta antisocial, y aquí toma especial relevancia la edad del victimario, ya que según esa edad los factores van a afectar de un modo u otro.
Un ejemplo de esto es que un bolso abandonado no promueve el mismo efecto en un individuo de 10 años que en uno de 20 años e incluso es diferente de un sujeto de 40 años. Por lo que el uso de este paradigma permite entender que unos victimarios cometan delitos desde muy jóvenes, que otros mantengan esa carrera delictiva en el tiempo, así como otros que desistan de la misma.